martes, 31 de marzo de 2009

"En vano": me dijo una canción.

Yo, el que se identifica por luchar por lo que quiere, aunque no siempre lo logra, o aunque no siempre se logra facilmente en corto plazo.
Yo, el que sin voluntad no vive. El que siempre da todo aunque la mision del día no sea de su preferencia.
Yo, el que sin amor no sabe mantenerse en pie, el que vive en el vicio de un juego de sentimientos cruzados, casi imposibles, por un amor imposible capaz de alcanzar en los sueños por las noches, que me dicen que con mi fuerza, mi voluntad, y sobre todo, mi amor, puedo cruzar cualquier abismo.
Asi es como despierto cada mañana, con la esperanza rejuvenecida, con la fe recien nacida. Y asi me acuesto, con la esperanza arrugada y la fe con un bastón.
Pero hoy soy adicto a este juego de desearte tanto día a día. Y de él no puedo salir, caiga, tropiece, o choque contra un muro. Me levanto, me recupero, sano las heridas, y otra vez entro al campo de juego.
Rendirse es una palabra dura, que a veces usamos como excusa, solo para esperar una reacción a la fuerza que le damos a nuestro amor. Rendirse viene de pensar que todo fue sin sentido, al no llegar al objetivo propuesto, como el más grande dijo en un capítulo de la leyenda: "No quiero esperar en vano por tu amor".
Hoy una canción, sin querer, quizas por casualidad, o quizas porque la vida me quiere dar una señal, me dijo algo asi:

"Tanto tiempo pasé, detrás de tu amor, y tanta vida pasó, en vano... Y no te pude hallar, jamás. Y sin paz te busqué, sin respuesta. Entiendo muy bien que no me amas, y esa es la verdad, pero trata de comprender, al corazón de un hombre, que sin paz te buscó, sin respuesta, y no te pudo hallar, jamás.
Bueno me despido, disculpame por tu tiempo, pero esa es la razón, de un hombre... que sin paz te buscó, sin respuesta, y no te pudo hallar... jamás."

Dreadlock.

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