lunes, 15 de marzo de 2010

Decisión.

Esta noche me encontré conmigo. Me conocí. Me caí bien, qué sé yo, una personalidad diferente, sin caer sobre ningún extremo. Era yo, en mi máximo esplendor. Era yo con mis pensamientos bien decididos. Autónomo; Libre. Pienso y no me influyo. Y soy yo, solo yo. Solo yo, con ideas mías, verídicas. Solo mías. De nadie más.
Todos necesitamos un "stop". Pero no olvidemos volver a poner "play", o te quedás. Atrás.
Soy yo con Dios. Soy yo, con este envase tan frágil, pero tan lleno de amor y alegría provenientes de un alma que no quiere descansar. Ya no más. Soy yo y mi corazón. Latiendo sano. Dejándose escuchar. Sin otra voz que la que sale del alma, de su seno, pura, positiva. Un corazón fuerte, que desde pequeño manifestó sus ambiciones de vivir. Sus esperanzas de ser feliz: de hacer feliz.
Esta noche fui yo y nadie más. Con ellos. Lo que sucedió, ocurrió, simplemente porque tenía que ocurrir.
Vivimos un presente sin preocupar el futuro. Pensamos un futuro sin importar el pasado. Recordamos y amonestamos un pasado sin ensuciar el presente. Miramos adelante, avanzar. Ser mejores. Pero empezamos desde ahora. Si no, ¿cómo podes cambiar un futuro si lo dejas para después? Para un futuro diferente, nada mejor que un presente decidido a cambiar. No lo dejes para mañana, porque vivirás siempre el mismo presente.
Y esta noche fui yo. Nadie más que yo. Con ellos. Lo debía ser. Porque así mismo fue.
Y qué más decir, si la vida te sorprende, ya lo ves. Nada podes planear, que todo puede pasar. Y nada será por siempre, hasta el día de tu muerte. Ni nada será hasta nunca mientras sobren esperanzas en tu mente. Y esta noche soy yo, valorado. Decidido al cambio.
Con vos, o nada.

Dreadlock.

No hay comentarios:

Publicar un comentario