domingo, 2 de agosto de 2009

Quizas lo leas y me encuentres.

De ella solo quedó el recuerdo de una tarde perfecta de infancia que desde la primer mirada comenzamos a jugar al amor, al sonrrojeo, al qué dirá y a una competencia que el tiempo no nos dejó acabar y salimos perdiendo los dos.
No sé qué habrá quedado en ella, pero yo aún recuerdo sus largos rizos negros y una cara diferente a las demás de la cuál solo recuerdo su belleza y su paz.
Los años han pasado, y muy diferentes a ese instante, sin duda, nos encontramos.
De ella no he podido quitar el recuerdo en mi memoria y sé que está cerca, sé que la distancia no nos separa, y que con solo una mirada, ella sonreiría, y en un instante la reconocería.

Dreadlock.

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