lunes, 18 de octubre de 2010

Héroes de la esperanza.

Imposible volver a nacer, solo queda aprender a aprovechar lo que nos tocó ser. Inútil cambiar a los demás, comienzo a observarme un poco más. No hay razones para hacer del otro lo que mejor se adapte a uno; es una virtud que nos llena de recompensa: aprender a ver en otro lo que ni siquiera conocía de sí mismo.
La rutina se repite y todo es predecible. Hay días en los que me disgusto de saber por dónde saldrá el sol. Hay noches que ya no les temo a las oscuras calles del barrio. Todo sigue igual, una y otra vez. Nada me sorprende y no existe el cambio.
Observo en lo natural para encontrar la incertidumbre y el asombro que me lleva al derrumbe de sensaciones. No hay nada para ver en la desquiciada ciudad. Solo es montón, solo es repetición, solo es dormir para volver a despertar y que todo siga igual. La esperanza espera la señal para dar lugar a su suicidio. Pero algunos como yo, que a veces creemos estar mal en esta sociedad, cansados de ver tanta injusticia, que nos encandila y no nos permite ver la realidad, en este suelo somos los únicos cuerdos, y quedamos cada vez menos. Vemos a nuestros amigos caer en las trampas de la tentación de la perdición del sistema. Pero aún seguimos en pie y seremos, otra vez, la salvación de la esperanza. Así uno se observa, mientras todo parece ser igual que ayer, pero el espejo te sorprende y ves como va pasando el tiempo, sabiendo que ya no sos el mismo nene de ayer y seguís sin avanzar poniendo un prematuro final a tu camino. Despierta, que aún hay espacio que recorrer, todavía puedes escapar por el atajo del bien.

Dreadlock.

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