miércoles, 1 de julio de 2009

Hermanos del Norte.

Ellos viven, ellos sufren, viendo a los demás disfrutar.
Ellos siguen, ellos luchan, contra el hambre y por la igualdad.
Ellos están, pero los gobernantes los olvidan.
Más de treinta muertos, dicen, por un virus que no se supo controlar.
¿Pero quién sabe cuántos de Ellos se han ido si ni siquiera saben dónde están?
Un mosquito en un país del dos mil, mata gente sin dormir.
Y un insecto contaminado, a las familias de las chozas por las noches los invaden.
¿Hasta cuándo los más pobres, deberán sufrir, por los inútiles, incapaces de luchar contra la desigualdad?
Inútiles que duermen entre sábanas, en una habitación sin goteras, y tienen en la mesa el pan y el agua potable al levantarse. ¿Es mucho pedir?
Solo hay una manera de solucionarlo, y todos lo saben. Pero el egoísmo y la falta de solidaridad no les permiten abrir los ojos.
Ellos son de tu país. Y el país debe ser tratado como a tu mismo hogar.
Si uno de tus hijos no tiene qué comer, partirás el pan y le darás. Si uno de tus hijos tiene frío, sacarás uno de tus abrigos, y se lo darás. Si uno de tus hijos no tiene un centavo, dividirás tu riqueza, y con la misma cantidad se quedarán.
No seamos ingenuos, veamos en qué gastamos y acordémonos de ellos.
No seamos inmaduros, vamos qué es lo que codiciamos, y pensemos en lo que ellos nos envidian.
No seamos egoístas, y démosle utilidad a nuestra generosidad, a nuestra solidaridad, y partamos el pan para nuestros Hermanos de Norte.

Dreadlock.

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