lunes, 22 de febrero de 2010

Resfrío.

Ojos pequeños, miradas eternas, sueños inmensos.
Fuego, mar y arena, testigos de un besar sin lujo,
valioso como el cielo al ver que estás conmigo.

No estará de más repetir, que loco me vuelve tu perfume.
Tampoco lo estará el recordarte tu hermosura destructiva.
Así como tampoco olvidaré tu piel cubierta de arena,
ni tus pequeñas manos de doncella envueltas por las mías.

Desearía ser tu sonrisa para decorar tu rostro perfecto.
Desearía estar en tu mente para ser a quien recuerdes.
Desearía ser tu piel para sentirme suave como el viento.
Desearía ser ideal, para darte la alegría que te falte.
Desearía ser felicidad, para entrar en tu alma y jamás abandonarte.

Lo confieso, estoy más loco con vos.
Lo admito, me mata tu insólita inocencia mayor.
Y esta noche que ya es de día me despide sin tu aroma.
Y este día que fue esa noche me despide sin tu amor.

Quiero viajar a ese lugar que aún no expresas.
Donde no halla más lágrimas y pueda ser lo que deseo.
Donde te encuentres a vos misma y la felicidad te acompañe.
Sea conmigo o con quien sea.
Lo importante es verte sonreír, como en esa noche.

El sonido del mar nos cubre de incertidumbre.
El sonido del fuego enciende la luz de tu mirar.
El sonido de tu voz calma el dolor del corazón.
El sonido que deseo, es la música de tu alma.

No estará de más, jamás, recordarte que tu perfume me vuelve un poco más loco.

Dreadlock.

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